domingo, 14 de febrero de 2010

No había necesidad

El remisero me preguntó cómo había pasado el día de San Valentín, casi me tiro del auto en movimiento...

Ahora entienden por qué prefiero los cajeros automáticos, los supermercados, los colectivos o lo que es mejor: los trenes, porque ninguno de ellos hacen preguntas sobre mi vida.

Viaje de soma, mi vida apesta mejor no pregunten

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