viernes, 12 de febrero de 2010

Me encanta!!!!

Me encanta ir al supermercado y no a la almacén, al easy y no a la ferretería, al cajero automático y no a la cola de la ventanilla, hace años que pago los impuestos y servicios por internet porque todas esas instancias no implican casi ningún tipo de interacción social fuerte.
El cajero del súper no me pregunta por mi familia y yo no tengo que fingir que me interesa la de él; no me reprende si pasa un tiempo sin que vaya a comprarle y los productos del súper son casi siempre nuevos.
En easy no me preguntan el tamaño del clavo que quiero comprar, voy husmeo y elijo lo que me parece, sin tener que pasar por la situación de "soy mujer, por Dios, sólo véndame un puto clavo".
Internet y los cajeros automáticos me permiten mover mi plata casi sin tocarla -salvo por cierto efectivo que hay que tener encima por las dudas, y por los cheques que todavía no puedo depositar a través de la ranura de la lectora de cds- pero desde que el gobierno decidió que todo el mundo tiene que tener un pedazo rectangular de plástico para sueldos o subsidios, el concepto subyacente a la existencia del cajero, es decir: rapidez las 24 horas del días los 365 días del año, no colas, no saludos, no persona del otro lado...ha dejado de tener sentido.
Detesto profundamente a todas las personas que no saben operar con cajeros automáticos.

Viaje de soma

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