miércoles, 2 de junio de 2010

UPS

Con una seguridad absoluta, me dirigí hacia El, ya sabia que hacer, siempre lo hago, lo miré, estaba en el mismo lugar, el lugar que toma siempre, ni se mosqueó, decidida a abrir su interior y esperar a ver que salía de El mismo, tomé la caja de fosforos, tomé un fosforo, lo observé detenemidamente, me miré la mano y sonreí.
Acto seguido pense, si vuelvo a tratar de encender el microondas con un fosforo llamo a un psiquiatra.

juro que es cierto, tan cierto como el día que subí al colectivo con la bolsa de residuos, y esto acaba de suceder señores,
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1 comentario:

a ver que tenes para decir...